El sol, el calor y el buen tiempo llaman a pasar más tiempo afuera y trasladar muchas de las actividades diarias al aire libre, incluyendo las comidas. Por esto, con estas claves para decorar una mesa de verano, perfectas para un comedor de exterior, donde las comidas lucirán preciosas, deliciosas, y acordes a cada ocasión.
Cómo decorar una mesa de verano: El protocolo
Lo primero a tener en cuenta a la hora de poner la mesa siempre es el protocolo. La funcionalidad final de este es llevar siempre al comensal de la forma más cómoda posible por el evento que se haya decidido, evitando situaciones vergonzosas y preguntas innecesarias.
Es por esto que básicos como la colocación de los cubiertos y cristalería adecuados es vital. En verano, el pescado y el marisco lideran a menudo los almuerzos y cenas, por lo que es bueno recordar que se disponga de los cubiertos y utensilios necesarios.
Además de lo esencial que ya se conoce, hay algunos recordatorios extra, que pueden variar también dependiendo de la formalidad de la situación, pero que siguen teniendo su modo de hacer, como es el caso del emplatado de las frutas de verano. Aquellas que son piezas grandes, como la sandía o el melón, nunca se servirán en una gran tajada, en su lugar, triángulos medianos (con o sin corteza) para las ocasiones informales, y en daditos o esferas en un bol para las más formales. Esta instrucción es aplicable a muchas otras variedades de frutas.
El protocolo actual ya no es tan estricto y cuadrado como solía ser, ahora es posible permitirse ciertas “licencias creativas”, que pueden aportar toques de personalidad a la decoración de la mesa, como puede ser añadir algún elemento decorativo temático a los servilleteros, o doblar las servilletas imitando alguna figura sugerente.
Cómo vestir la mesa para cada ocasión
De nuevo, la forma más conveniente de decidir cómo vestir la mesa, dependerá de cada situación. Pero lo más recomendable siempre es que los textiles sean de calidad, como puede ser el lino el lino natural.
Si se trata de una comida distendida, como un desayuno, aperitivo o brunch entre amigos, ésta podrá hacerse sin mantel, aunque se recomienda colocar al menos unos individuales, o en su defecto un camino de mesa a modo de “individual para compartir”, y que así se siga apreciando la belleza de la mesa de comedor de exterior.
Para ocasiones un poco más formales, como celebraciones, momentos especiales y cenas románticas, un buen mantel de una tela ligera y de calidad aportará el toque perfecto. En el caso de que la mesa sea de madera natural y sin tratar, se aconseja colocar debajo de éste otro mantel, de un material impermeable, para prevenir posibles manchas.
Las servilletas, los individuales y los posavasos marcarán el buen gusto de la comida. La elección de materiales ligeros y de calidad, en colores neutros o con pequeños toques de color, serán perfectos para ceder el protagonismo a los platos.
Decorar una mesa de verano dándole vida
La mejor decoración en primavera y verano es aquella que sólo se da en dichas épocas. Las plantas del jardín y las flores silvestres pueden dar un toque personal y mucho color a la mesa; además de un rico aroma que acompañará al de los platos.
Otro factor interesante, si se trata de una ocasión especial o si alguno de los asistentes es un amante de la botánica, puede ser hacer uso del lenguaje de las flores, e incluso escribir el significado en el menú de cada mesa. Será una sorpresa y un toque curioso que desarrollará más de una conversación de interés.
Por supuesto, el mayor toque de color de la mesa, lo pondrá la comida, ya que los platos de la temporada suelen abundar en vivos colores. Es por esto, que lo mejor será contar con una vajilla que no sea especialmente llamativa, o en caso de que algunas piezas sí se deseen con color, que estas sean combinadas con otra vajilla blanca, para no saturar. También se recomienda el uso de vajillas de materiales naturales, que aportarán calidad natural a cualquier evento.
Cuidar la iluminación
Una cena a la luz de las velas es todo un clásico que no debe caer en el olvido, pero tampoco es algo que pidan todas las ocasiones. Para cenas entre amigos, puede ser mucho más acertado colocar una guirnalda de luces, con combillas simples y una luz cálida y tenue, o para una mesa en el jardín que se quiera volver más exótica, se pueden colocar algunas antorchas (lo suficientemente lejos de la mesa para no molestar a nadie), sin duda, será toda una sorpresa.
También se puede hacer uso de una lámpara de mesa, si esta no va a estorbar. Una lámpara con un diseño natural y discreto que no se robe toda la atención será una buena opción.
En el caso en el que se quiera colocar velas, esto también se puede hacer en unas mesas auxiliares, con tal de no entorpecer la comida y evitar posibles quemaduras, además, de esta forma, las velas aromáticas no opacarán los olores de la comida. Un plus puede ser que estas velas sean repelentes de mosquitos y otros insectos, que suelen invadir los jardines y terrazas en verano. Unos portavelas naturales o un vistoso farol serán los complementos perfectos.
Eliminar el ruido visual para centrar la atención
Darle vida a la mesa, también trata de evitar y reducir las distracciones, o eliminar el ruido visual. Esto consiste en cambiar los envases de productos con diseños coloridos y etiquetas, por piezas que sigan encajando a la perfección en la composición de la mesa. Un ejemplo puede ser el cambiar los botes de salsas preparadas, o encurtidos, por pequeños bowls o salseras que lo ofrezcan en su lugar.
Lo mismo ocurre con las bebidas. En lugar de colocar botellas de refrescos con grandes etiquetas, éstos se servirán mejor y más cómodamente en jarras con hielo y algún cítrico.
Esto dará una imagen más cuidada y natural a cualquier mesa, haciendo que los platos luzcan mejor, y que se disfrute aun más de la comida, y de la vista.
Aunque la mejor opción es reducir estos cambios al mínimo, haciendo directamente las salsas, los encurtidos y los aperitivos caseros, claro está.