El lino es un material que hasta hace unos años había quedado en un segundo plano, y ahora ha vuelto para quedarse. En gran medida, esto se debe a que el avance de la condición climática está concienciando a la sociedad sobre el uso de materiales menos artificiales y dañinos con el planeta.
Además, el lino presenta una estética moderada y adaptable a cualquier entorno que busque asociarse con la naturaleza y la calma.
El origen del lino
Desde las comunidades más ricas de la antigüedad, el lino ha sido un elemento clave en sus textiles, pasando por prendas rituales, hasta llegar a exquisitas telas para vestir espacios que han pasado a la historia.
Antes de convertirse en la clave del comercio mediterráneo para los babilonios y romanos, los egipcios ya hacían buen uso de él.
Su temprano origen encuentra la razón en que es un tejido natural compuesto de fibra vegetal, concretamente la que se encuentra en el tallo de la linaza, una planta comestible.
El lino para el medio ambiente
Como es una planta que presenta resistencia a las plagas, los cultivos de lino resultan ecológicos por no tener la necesidad de emplear pesticidas ni agentes químicos.
También necesita menos agua que otras plantaciones para textil, como las de algodón, por lo que tiene menos impacto para el medio ambiente.
Aunque la versatilidad de este tejido permite su combinación con otras fibras vegetales, se recomienda que en medida de lo posible se utilicen productos que respeten su pureza, para así mantener mejor todas sus propiedades.
Un material indispensable
A nivel estético, el lino muestra una gran variedad de opciones, es fácil de teñir, bordar, e incluso en su forma más sencilla es agradable a la vista.
Asimismo, sus cualidades no se reducen a su belleza.
Se trata de un material profundamente resistente y duradero, que no tiene dificultades en mantener su forma.
Es un tejido ligero, perfecto para prendas de verano o textiles livianos para vestir una habitación sin sobrecargarla. Unas suaves cortinas de lino son ideales para reducir la luz solar, ya que es un material que protege contra los rayos ultravioleta.
Las sábanas de lino son las grandes favoritas de los estilistas, aparte de por ser las clásicas sábanas blancas, porque su compuesto es antibacteriano e hipoalergénico, prometiendo un uso limpio y conveniente para el contacto con la piel.
Además, también resulta fungicida y absorbente de los malos olores. El uso de bolsas de lino se ha popularizado con el auge de cambiar los bolsos por este accesorio para ocasiones más casuales.
Al ser un material termorregulable, es perfecto para ataviar una estancia en cualquier momento del año, añadiendo más piezas en los meses de más frío, y complementando espacios en verano con accesorios ligeros.
Cuidado y mantenimiento
El lino tiene capacidad de secado rápido, así que se recomienda que después lavar, sea tendido estirado al Sol y sin pinzas.
Para el lavado, el primer paso siempre es leer la etiqueta, independientemente del tejido.
Normalmente, el lino debe puede lavarse tanto a mano como a máquina, pero no a una temperatura de más de 40Cº, teniendo en cuenta que tras el primer proceso de limpieza, encogerá un poco.
El planchado se puede hacer directamente, pero se aconseja humectar la pieza primero, o utilizar un pañuelo a modo de filtro del calor de la plancha.
Mantener una pieza de lino en perfectas condiciones no es una tarea compleja debido a su durabilidad, pero para asegurar su mejor condición, es bueno guardarla colgada, o si debe ser es una bolsa, que sea de algodón en lugar de una de plástico.
